REFLEXIÓN DE AGUSTIN LETELIER, QUIEN ES PROFESOR DE LITERATURA DE LA FACULTAD DE LETRAS Y DEL CENTRO DE ESTUDIOS ASIÁTICOS EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA.Y EX CRÍTICO TEATRAL DE ARTES Y LETRAS DE EL MERCURIO, HACE UNA REFLEXIÓN DE LA OBRA "PADRES DE OCTUBRE"
“Padres de Octubre”, experimento teatral que alcanza gran fuerza expresiva.
El mencionado montaje avanza varios pasos en este camino de las representaciones teatrales “on line”, vía zoom. Los personajes se mantienen en lugares separados, pero no están así sólo por restricción sanitaria, Sofía quiere estar sola en su espacio. Carlos, el marido, desea entrar y recuperar una actividad amorosa que han perdido hace tiempo, pero ella prefiere estar sola. El coronavirus ha profundizado el problema, pero las dificultades vienen desde antes.
La obra muestra la insatisfacción actual a que hemos llegado. Las causas son múltiples, unas claras, otras oscuras, pero hemos llegado a violencias a las que no hubiéramos pensado en llegar. En un momento Carlos rompe un pote de cerámica que está dentro de una serie numerada, y ella rompe la única foto que Carlos tenía de su madre. Ambos se arrepienten, llegaron a extremos no deseados. Dentro de una confusa situación que tiene muchas aristas, un par de elementos se destacan: el deseo de ganar cada vez más dinero para avanzar en un ascenso social ha llevado a Carlos a olvidar sus ideales de juventud, que fue por lo que lo admiró Sofía, y ser ahora no más que un empleado eficiente en una empresa. Por otra parte, la hija, niña de unos doce años, está completamente tomada por los juegos de computador, no sale de su pieza y por los mismos juegos y porque no quiere que la molesten, ha desarrollado una agresividad peligrosa.
La obra distribuye, en forma muy bien graduada, tensiones y conflictos que la hacen muy atractiva. Una primera razón del alejamiento de ellos como pareja es el cambio que él ha tenido al centrarse en querer ganar más, pero sucesivos llamados al celular de Sofía anuncian otra situación, que al principio parece insignificante pero que paulatinamente comienza a tener más importancia. El problema de la hija parece ser no querer salir de su pieza y pedir cosas de comer que lleva su padre, pero eso, en una progresión muy bien llevada, lleva a un estallido del conflicto, que se convierte en estallido real en un desenlace de gran eficacia teatral.
Una variación importante con respecto a otras obras hechas en este formato digital, es que se optó por grabarla para obtener una mayor diversificación y eficacia de los elementos técnicos. Los espacios están diseñados como escenografías, el lugar donde Sofia trabaja sus artesanías tiene herramientas y elementos propios de la confección de cerámicas, y cuadros que nos sitúan en un contexto de arte. Carlos se comunica con Sofía y con su hija desde la cocina, bien diseñada como de una familia de clase media acomodada. En las primeras obras en este formato, los personajes estaban frente a la cámara de su computador, con imagen única, ahora las cámaras son varias y permiten ver cada espacio con variaciones de perspectiva. Una escena inicial en que comienzan las comunicaciones no directas entre Sofía y Carlos se muestra esfumada y cómo ambos se conectan con el whatapps de sus teléfonos, lo que se dicen lo vemos escrito en el centro de la pantalla. Los llamados de la hija a su padre, se introducen por una interferencia que aparece en la pantalla; filmaciones externas muestran al hijo al querer ayudar a un amigo herido por carabineros y se agregan imágenes filmadas en manifestaciones reales. Son elementos que enriquecen la forma en que nos llega la historia y que son aportes que ha ido haciendo el equipo técnico con clara conciencia de que se está en una etapa de búsqueda de nuevos recursos.
Las actuaciones de Pamela Villalba y Remigio Remedy son convincentes. Sofía muestra con claridad su desinterés por la alegría de su esposo ante la nueva perspectiva de trabajo, y luego paulatinamente va mostrando preocupación por las acciones del hijo, su grado de desacuerdo por la permisividad del padre a su hija y los llamados que recibe de su amigo Horacio la muestran en clara tensión. Remigio Remedy va pasando de una cierta alegría por las perspectivas que se abren en su trabajo, a una actitud ineficazmente graciosa para intentar convencer a Sofía que lo deje entrar, y llega rápidamente a un estado de furor ante los que entiende como avances del amigo que está llamando a Sofía. La situación de violencia a que hemos llegado como sociedad se manifiesta con fuerza en la furia que logra dar Remedy a su personaje Carlos.
Claudio Pueller con su amplia experiencia en dirigir conjuntos que buscan nuevas formas de expresión en Balmaceda Arte joven, ha conducido este experimento que implica la confluencia de diversos aportes técnicos y ha ayudado a los actores a alcanzar su mayor fuerza expresiva.
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