REFLEXIÓN DE SANDRA BURMEISTER G., ACTRIZ, ESCRITORA, PEDAGOGA Y MAGISTER EN EDUCACIÓN EN DERECHOS HUMANOS (CENTRO DE COOPERACIÓN REGIONAL PARA LA EDUCACIÓN DE ADULTOS EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, CREFAL)
“Padres de octubre” (tal como lo señala el título) expone a una madre y a un padre víctimas del encierro debido a la pandemia 2020 y al mal implemento o a la falta de políticas públicas benevolentes y efectivas que brinden seguridad social a la ciudadanía, algo que se ha visto reflejado a nivel mundial. La obra muestra a una pareja afectada por el mundo capitalista que la ha sometido a la pérdida de los sueños individuales y en común. Esto aflora con mayor fuerza en los meses de encierro. Ambos entrampados en un diálogo vulgar, ofensivo, violento y que no los conduce a nada. Es una pareja carente de vida espiritual lo que afecta aun más la sobrevivencia. Ellos son el reflejo de la decadencia cultural individual, familiar, política, económica y social.
Atractivo efecto visual/sonoro “tipo grafiti”, entre el diálogo de la pareja y el personaje hijo (activista) que evoca a la conciencia del pueblo. Llama la atención que el personaje hija (adolescente digitalizada) no aparezca en escena, ya que involucraría a un segmento de la población etaria poco tomado en cuenta, vulnerado y discriminado, en otras palabras, en este montaje se cumple la regla si fuere esa la intención. La niña ausente representaría a la juventud “Pulgarcita” tal como lo define el autor Michel Serres en su libro del mismo nombre, sobre adolescentes que se expresan con ambos dedos pulgares en las pantallas y esconden carencias afectivas supliéndolas mediante juegos o bien se resisten a las generaciones más viejas acercándose solo a temas que les interesan.
Esta es una interesante propuesta teatral para los sentidos digitales. Es una forma nueva de hacer teatro similar a una foto novela o una historieta (comic) llevada a la pantalla. El final es abrupto y da la sensación de una serie que va a continuar en cualquier momento. Además de estar muy bien dirigida y actuada, logra involucrar al espectador (a) a través de la tensión que se presenta desde un comienzo. “Padres de octubre” es una obra teatral, digital y psicológica con el grado de tensión latente de los personajes, exponiendo un momento cotidiano entre dos fuerzas antagónicas que están amarradas y no evolucionan en el tiempo, es decir, no hay principio ni fin, es un presente eterno.
Para concluir, la obra teatral digital de nombre “Padres de octubre” logra sobreponerse ante toda adversidad que ha vivido el mundo del teatro -en Chile- en estos meses de pandemia. Y me refiero a Chile, porque el mundo digital educativo, cultural y artístico existe en otros países desde hace algún tiempo y han sabido combinarlo seriamente al mundo físico. La complejidad de la comunicación artística actual invita a una reformulación entre creadores (as) y público. El medio para transmitir el mensaje cambia desde la sala de teatro y se transfiere el sentido teatral a la pantalla. Se podría decir que la escenografía, iluminación y vestuario -en la caja digital Zoom- complementaría la atmósfera para dar la teatralidad necesaria.
La era digital no es un impedimento, sino la oportunidad de explorar nuevas formas de comunicación que permitan combinarlo todo. En este sentido la voz humana, con tapa boca o sin tapa boca, es la herramienta que mantiene vivo el derecho a la expresión en el discurso, diálogo teatral, monólogo, canción, poema, locuciones radiales u otra fórmula creativa que involucre denunciar conflictos e injusticias sociales locales y mundiales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario