martes, 9 de octubre de 2012

¿DÓNDE SE FUERON LOS NIÑOS?


                   
En el último censo hay un dato espeluznante. ¡Nos faltan 300.00 niños! Hay exactamente 301.559 niños menos que hace diez años. Mientras la población total de Chile creció un 13 por ciento en 10 años, los niños de entre 0 a 4 años decrecieron un 20 por ciento. Si a esto le agregamos que este grupo debería haber aumentado al menos al mismo ritmo que la población total, el déficit es tener mucho mayor, casi 500.00 niños menos si quisiéramos mantener la proporción de población infantil.

Una ciudad de niños que se esfumaron, que no están, que se nos perdieron en algún recodo de la modernidad, del desarrollo, de este progreso prodigioso. Claro debemos reconocer que hay avances: tenemos más refrigeradores, más teléfonos, más automóviles, pero tenemos menos niños. Somos como una familia que progresó en bienes, pero también limitó el número de sus hijos.

Parece increíble. Pronto sobrarán escuelas, jardines infantiles; tendremos exceso de profesores. En algunos años, también habrá demasiadas universidades. Faltarán asilos de ancianos, geriatras, farmacias. Hay que empezar a cambiar las prioridades. ¡Que viva la modernidad!

¿Qué país estamos construyendo? ¿Hemos cambiado niños por computadores? ¿Es esto el costo que hay que pagar por el progreso de la mujer en el trabajo profesional? Me parece monstruoso. ¿Alguien se da cuenta de lo que hemos hecho? Cinco estadios nacionales repletos de pequeños chilenos que debieran existir, pero que no existen.

Se nos ha perdido medio millón de niños. Me parece mucho más grave que los millones de pesos que se esfumaron de la CORFO, mucho más dañino e irreparable a largo plazo. Creo que la contraloría debería iniciar un sumario, el Consejo de Defensa del Estado hacerse parte, alguien explicar en que jarrón se esconde. Quizá todavía aparezcan; tal vez están en algún archivador del INE, en el escritorio de algún operador; quizá fueron misteriosamente endosados y transitan  por el mercado de capitales; tal vez un e-mail secreto nos devele la verdad. Todo puede ser en el Chile de hoy.

¿Dónde están estos niños? Lo probable es que se perdieron en un mar de anticonceptivos, de abortos, en miles de cópulas de “sexo seguro”, o peor aún, en el aislamiento y la soledad de la modernidad. Para los optimistas, quizás se salvaron de una vida miserable o tal vez juegan en alguna plaza misteriosa. Lo que sé es que, sin ellos, somos un país menos esperanzador, menos alegre, menos inocente, y sin duda somos más viejos, escépticos y tristes. En términos de niños, somos definitivamente más pobres.

Al terminar esta nota, me he acercado a la cama de mi hijo para observarlo dormir. No cambio esta felicidad por el progreso.

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