lunes, 6 de mayo de 2013

REFLEXIONES INÚTILES PARA COBARDES



¡¡¡Si no tenemos miedo no sobrevivimos!!! El miedo lo identificó Darwin como una emoción básica (junto con la pena, rabia, alegría y asco), necesaria para la supervivencia y desde luego para la creación artística. Este el punto de partida para lo que he denominado “Reflexiones inútiles para cobardes”.

“La conciencia nos hace a todos cobardes” así dice Hamlet en el drama escénico que representa el miedo y la valentía heroica, cuando se siente abrumado por tener que vengar la muerte de su padre. Por su parte Martin Heideegge dice: “No podemos ni siquiera imaginar como sería el mundo visto por los ojos de un valiente, porque no hay especie más miedosa que la humana”.[1]

Para muchos, el miedo es un virus paralizante, perturbador y angustioso, producido por el temor de sufrir un daño real o imaginario.

En nuestros días tenemos miedo a muchas cosas: “Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo. Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo. Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida. Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados. La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir. Los civiles tienen miedo a los militares, y los militares tienen miedo a la falta de armas y las armas tienen miedo a la falta de guerras. Es el tiempo del miedo. Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo. Miedo a los ladrones, miedo a la policía. Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar. Miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir.”[2]

Algunos dicen que el miedo es la emoción más inútil que puede amparar el ser humano, porque el miedo es una emoción que inmoviliza, neutraliza a la persona que la experimenta, no permitiéndole actuar ni tomar decisiones.

Así como otros seres humanos el director teatral sufre el estrés del temor, en su caso cuando lleva a cabo una puesta en escena. En su difícil labor se enfrenta con el problema de traducir el sentido y visión de una obra determinada, en indicaciones destinadas a ser entregadas a los actores y otros creadores. Por esta razón algunos directores, dedican mucho tiempo en el estudio texto dramático, descifrando las tácticas de los personajes y sus acciones para apaciguar la ansiedad que les produce la emoción de miedo.

Visto el problema de esta manera es obvio que esta emoción no permite vivir vidas significativas, ni mucho menos tener relaciones gratificantes.

Según el Diccionario Ideológico de la Real Academia Española, “…el miedo es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento, habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano.”

El miedo, es una emoción que reconocemos a través de una serie de cambios fisiológicos relacionados con el sistema nervioso autónomo y el endocrino, su sentido básico es el de protección ante estímulos peligrosos.

Este significado identifica a muchas personas, pero no al ex-entrenador de la selección nacional de fútbol de Chile, Marcelo Bielsa, quien contradiciendo todos los cánones generales afirma, que cree mucho más en el miedo que en la confianza. Concibiendo el miedo como una circunstancia en la que se teme que suceda algo diferente a los que se espera que pase. La confianza es un ánimo que lleva a la relajación y esto, a la fuente del triunfalismo que tanto temor despierta en el entrenador.

Postula que la alerta que provoca el miedo seria fundamental para la acción, por eso destaca que no habla de un miedo paralizador, de ese que no te deja reaccionar, sino que de aquel temor donde existe la posibilidad de que las cosas no salgan como uno espera que resulten y que por ende, hay que estar preparado para tener soluciones y respuestas para los peores escenario que puedan ocurrir.
En un concurrido encuentro con empresarios y periodistas dijo:“… es mejor mantener el miedo en cada partido para estar alerta y superar el exceso de confianza”.

Si uno resuelve utilizarlo, el miedo puede resultar muy valioso. El objetivo del miedo no es inmovilizarte sino prepararte. Es cierto que el miedo es algo enérgico y apremiante, que puede convertirse en una justificación para hacer nada. Sin embargo, esa misma fuerza puede emplearse de manera mucho más positiva, lejos de paralizarte, haciendo que tus acciones sean mucho más efectivas.

En cualquier circunstancia, el temor energiza tu grado de conciencia. Esto puede proporcionarte una formidable ventaja. Esa “alerta” que menciona Bielsa, puede señalar aquello que no marcha bien, preparándote para enfrentar los obstáculos que aparezcan. El miedo te da energía y ansiedad, que pueden ser encausadas en forma de entusiasmo.

El temor te enfocará como ninguna otra situación humana podría. Y con suficiente foco, no hay límites respecto de lo que puedes conseguir.

Marcelo Bielsa siempre cree que todo está por irse al diablo por tan sólo un detalle, por eso trabaja como loco. En el fondo deja en claro que le teme demasiado al éxito. Porque piensa que el éxito en general, aleja a los seres humanos de la perfección. Y dice: “Lo más significativo es cómo juguemos”.

Por eso establece algunas indicaciones a sus jugadores para la rutina defensiva, de las cuales yo he escogido 9 para compartir con ustedes. Desde luego estas serían fácilmente extrapolables al mundo del teatro.
1.- La importancia del esfuerzo, más que la inspiración. El aprendizaje se logra por recurrencia. Hacer lo mismo una y otra vez, hasta que se quede grabado el nuestro cuerpo. Desde ahí es posible actuar sin reflexión. A eso le que llamamos virtuosismo.

2.- La obsesión en la reflexión sobre la experiencia. La repetición por si sola no basta, se requiere poner atención en la experiencia. Se debe buscar un tipo de atención que permita identificar lo que ha resultado. Debo repetir y diferenciar, cada vez con mayor rigurosidad lo que puedo mejorar.

3.- El hablar de acuerdo a lo que el otro me puede escuchar. El dar instrucciones en forma indiscriminada, sin observar lo que el otro escucha, hace que se pierda el tiempo, y no impacta en el resultado del otro. Por eso Bielsa habla cuidando que el otro le escuche, y diseña un hablar para que sea efectivo.

4.- La flexibilidad dentro de una estructura ordenada. El orden genera la base, la estructura dentro de la cual los movimientos y la flexibilidad son posibles. Al Rosarino le gusta comparar el orden con el esquema que le da identidad al esqueleto el cuerpo humano. Dentro de los límites que ellos nos imponen, aparece la flexibilidad de los músculos.

5.- El fracaso como fuente de aprendizaje. Poner el foco en los resultados, hace que no miremos el proceso. El aprendizaje está en los fracasos son la fuente de nuestra fortaleza.

6.- Generar tensión creativa con respeto. No se trata sólo de dar cariño para lograr lo mejor de nuestra gente, se trata de desafiarlos, mostrando el compromiso con ellos en el largo plazo, buscando su crecimiento. Esto implica poner límites, ir contra nuestro deseo de complacer. Todo esto hacerlo con gran respeto por el ser humano que tenemos al frente.

7.- Asumir la responsabilidad incondicional. Soy responsable de todo lo que pasa, desde ahí asumo con responsabilidad mis errores, evitando ser víctima de las circunstancias, así desde el ejemplo, puedo pedir a mis dirigidos una conducta similar.

8.- Considerar el éxito de acuerdo a la coherencia de mis acciones y no por los resultados. A esto Bielsa le llama felicidad, y la distingue del éxito pasajero, del dinero y la fama. Cuando actuamos de acuerdo a valores fundamentales, generamos una satisfacción personal que va más allá de cualquier recompensa de fama o dinero.

9.- El miedo no como un factor negativo. Por el contrario, hay que mantener una cuota de miedo en cada jornada, porque el miedo lo mantiene a uno en un estado de alerta y permite aminorar el exceso de confianza.

El autor francés, Albert Camus, se refirió al siglo XX como “el siglo del miedo” manifestando que estar con miedo es un estado de la mente caracterizado por la expectativa que algo doloroso o desagradable pudiera acontecer.

La importancia del miedo fue claramente reconocida por Charle Darwin[3], quien consideró que esta emoción era una característica inherente de los animales y los humanos que había evolucionado como una respuesta adaptada sobre innumerables generaciones.

Dentro del marco de la teoría de la Evolución de Darwin, la función del miedo fue para despertar y movilizar el organismo para el afrontamiento ante el peligro.

Las manifestaciones observables de miedo incluyeron: las palpitaciones rápidas del corazón, temblor, transpiración aumentada, los cambos en la calidad de la voz, la reacción del cabello, y peculiar expresión facial.

La función adaptativa ante el miedo proporciona una señal que advierte al organismo que algo debe hacerse, o escapar o eliminar un peligro potencial.

Así, cuando un cavernícola se enfrentó a un tigre salvaje, la reacción de miedo hizo sonar una alarma interior, advirtiéndole que la acción inmediata era requerida para evitar el peligro. Por eso Bielsa dice:”Creo más en el miedo que en la confianza. La confianza da relajación, el miedo da tensión”.

La cantidad de miedo debe ser sentida y experimentada dentro de límites absolutamente ceñidos: tener miedo puede traer graves resultados, de la misma forma que mucho miedo puede tener serias consecuencias.

El miedo es necesario en los procesos de aprendizajes, ya que nos enseña a evitar situaciones peligrosas.

La legitimación y valor del miedo nos ayudará a discriminar el peligro real del ilusorio, nos hará sentir cordialidad en un mundo a veces hostil y volverá nuestra vida inmensamente más segura y nos ayudará, según Bielsa, a estar preparado y tener respuestas ante los peores escenarios que puedan ocurrir.
Y para culminar un chiste… El personaje de los cuentos para niños de Los Hermanos Grimm, JUAN SIN MIEDO estuvo frente a los fantasmas más fantasmagóricos, en medio de las catástrofes más catastróficas y afectado por las pesadillas más interminables, pero nunca experimentó el más mínimo temor… hasta el día se casó con una hermosa doncella y conoció a su horrorosa suegra…

Santiago, noviembre de 2010.



[1] Artículo “Temor y angustia en el ser-ahí según la posición filosófica existencialista”. http://www.eumed.net/rev/cccss/07/mk.htm
[2] Miedo Global del libro “Patas Arriba: La Esuela del mundial revés” de Eduardo Galeano

[3] Naturalista inglés que en su teoría de la evolución de las especies postuló que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural

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